

Esta consola llevaba en un trastero de la familia esperando su día final... menos mal que mis cuñadas creían que en mis manos podría cobrar una nueva vida y me la trajeron a casa. Primero la limpié, luego le di masilla, la lijé, le di imprimación todo terreno, luego pintura a la tiza de color yute, y después, en la parte de arriba, un barniz color pino, todo de Leroy.