Os muestro la transformación que he realizado en la casa familiar. He renovado la habitación de mis hijos, pasando de un cuarto infantil a uno de estilo adulto. Todo ello de forma casera, sostenible y reutilizando los muebles que ya tenía.
En primer lugar, desmonté la cama nido para obtener dos somieres individuales. Uno de ellos necesitaba patas, así que las compré por separado y se las instalé.
Después, reutilicé la estructura de la cama nido para hacer varios cortes en la madera, transformándola en un cabecero y dos mesillas, que fijé a la pared.
Por último, pinté la pared yo misma con los mismos colores que las fundas nórdicas de las camas. Para ello, en Leroy Merlín me prepararon los tonos exactos a partir de una muestra de la funda. Sin duda, todo un acierto, ya que la coincidencia entre la pintura y el textil es perfecta.
Gracias a todo este trabajo, he conseguido transformar por completo una habitación, con un resultado funcional y acogedor, y todo ello con una inversión mínima, aprovechando los muebles de los que disponía y con el orgullo de haberlo hecho con mis propias manos.