

La habitación de la que estoy enamorada es este remanso de paz entre animales y plantas.
Comencé eligiendo el papel pintado de Leroy Merlin de flores, y, a partir de ahí, estructuré toda la habitación: pintura color verde cactus, muebles en blanco, acuarelas de flora y de fauna, y textiles con estampados botánicos.
Para que el papel se quede perfecto es fundamental dar una buena imprimación en la pared aunque nos dé pereza: en realidad vas a trabajar mucho menos.
El verde cactus me pareció muy atrevido cuando lo pinté, pero con los meses he visto que es el punto perfecto entre serenidad y alegría.
Es fundamental también para conseguir la sensación de sosiego de los colores de la naturaleza tener mucho espacio de almacenamiento y que nada cause estridencias.
Alrededor dos ideas fijas (papel de naturaleza y color verde), algo de maña y paciencia, he construido un remanso de paz en el que me encanta estar ¡y a mi gata también!