
Esta silla antigua de madera tenía un color de pintura y barniz horroroso (era marrón oscuro con brochazos cobrizos y oro, todo un "espectáculo" decorativo). Tras lijarla muy bien y retirar todo resto de pintura, apliqué una buena imprimación y esmalte laca posterior con sus correspondientes lijados. Finalicé con un barniz incoloro. Aproveché materiales que ya tenía así que contenta con todo el reciclaje y cambios hechos. Ahora queda preciosa en el escritorio de mi dormitorio.