Cuando decidí buscar la que sería mi casa, me encontré con que los pisos que veía no se ajustaban a mis gustos y necesidades. Por esto decidí, buscar uno dónde nunca se hubiera realizado ninguna reforma y adaptarlo a lo que yo quería.

Hice una reforma integral: cambié la distribución, puertas, suelo, carpintería de aluminio… y aquí os muestro unas fotos del antes y después de uno de los baños, concretamente el que integré en mi dormitorio. Así es cómo lo encontré:


El revestimiento de las paredes de la ducha es un porcelánico de color negro, recomendado para interior, de 60 x 30 y el suelo está hecho con mallas de piedra natural (estos mismos o similares los podéis encontrar en nuestra sección de cerámica así cómo grifería, sanitarios, etc).




Tanto el inodoro como el bidé están suspendidos. Los elegí así tanto por estética como porque la limpieza resulta mucho más cómoda.

La mampara es corredera y tiene una doble función, ya que no sólo sirve para evitar que salpique el agua mientras te duchas, sino que también es la puerta que da intimidad a la zona del inodoro y del bidé. De esta manera, según en la zona en que te encuentres la mampara queda a un lado o al otro. Además, hay una puerta corredera de cristal blanco como puerta principal de acceso al cuarto de baño.



Los lavabos también tienen un toque diferente. Animada por el profesional que realizó la reforma (cómo en otros tantos detalles de la casa), opté por hacerlas de obra y recubiertas con microcemento azul.



Y por último, el suelo es de parquet como prácticamente en toda la casa, y las paredes son de mortero blanco a la cal acabado fino.

Yo estoy encantada con mi casa y espero que el resultado final os guste tanto como a mí.
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