Forrando cajas

Cada día tiramos un montón de cajas de todo tipo. Y hay muchas que encajarían con una zona concreta de nuestro hogar que necesitamos cubrir o utilizar. Pero su decoración nada tiene que ver con lo deseado.

Para estos casos, me armo con pistola de silicona caliente en mano y rollo de papel pintado que me haya sobrado de algún trabajo.

Selecciono el diseño más acorde a mi estancia y empiezo a recortar el papel a la medida con ayuda de un cúter. Poco a poco voy pegando con la silicona cada rincón y finalmente queda una caja forrada en cuestión de minutos.

Lo bueno de utilizar papel pintado es que es muy resistente, límpio, decorativo, con un acabado excelente y les hay incluso que se pueden limpiar con lejía.

Alguna vez también forré de la misma manera, cajas y botes con tela. Esta manualidad es sencilla y para muchos tipos de superficies. En cuanto empecéis no vais a parar, jajajaja.

Remates

Los laterales quedan completamente protegidos y si nos cansamos del forro, volvemos a forrar encima o quitamos el viejo.

El acabado es muy decorativo y además el papel pintado endurece aún más la caja. La silicona caliente nos da una fijación instantánea.

Frontal

Forré primeramente la parte exterior, que es la tiene que dejar más perfecta y vistosa.

Primera parte Esta es la caja inicial por dentro. Me encantó la tapa estilo bisagra, que me venía muy bien para un espacio concreto de mi hogar.

Interior inicial

Esta vez realicé el trabajo con una caja de zapatillas de cartón que iba directa a la basura.

Caja inicial Esta es la caja acabada. Una caja que era carne de cañón para la papelera y que ahora es ideal para guardar cualquier trabajo, documento, fotos, recortes...