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Anteriormente expliqué las razones del porqué y el como pintamos las puertas de los armarios.
Así que ya decidido el color nos pusimos manos a la obra (esta vez no rechacé la ayuda de Juan).
Primero hice 4, luego 1 y después de un tiempo otras 4.
Lo primero desmontar puertas y retirar todos los herrajes.
Desmontar y tirar todas las tapetas y lijar los marcos. Ésto último fué un poco tortura por la posición pero visto el resultado valió la pena.
Las puertas de los armarios las lijé y pinté puestas sobre 2 caballetes, pero para las puerta sólo usamos los caballetes para lijar.
Una vez terminado de lijar, limpiamos y protegimos de nuevo la habitación que usamos de taller. Tapamos las paredes con plásticos y apoyamos las 4 puertas. De esta forma pinté de una vez las 4 caras. Una vez secas les dí la vuelta y las terminé de pintar. Entre cara y cara metí la pistola en una bolsa de plástico para que no se secara la boquilla. Las pistolas eléctricas son una maravilla pero hay que ser cuidadosos con ellas y limpiarlas muy bien después de cada uso.
Los marcos los pinté con un mini-rodillo.
Cambiamos todos los pernios, picaportes y manillas por unas en niquel satinado.
Para poner las nuevas tapetas blancas usamos unos clavos (agujas) sin cabeza y un martillo (de toda la vida).
Para terminar sellamos todas las juntas de las tapetas con un sellador acrílico.
El resultado fué unas puertas con las que puedo seguir conviviendo.