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La ventaja de una vivienda de segunda mano es que muchas cosas ya están hechas... el inconveniente es que no siempre concuerda con tu gusto. A nosotros nos pasa con la chimenea.
Era de ladrillo cara vista,y esto le daba un aspecto rústico al salón. En realidad, queremos una chimenea mucho más moderna, pero mientras maduramos la idea y nos hacemos con el presupuesto, hemos decidido hacerle un primer cambio de look.
El ladrillo tenía aún restos de humo, por lo tanto lo primero fue desengrasar la superficie. Para ello utilizamos un quita grasas en un primer momento y después de aclarar rematamos con acetona. Tapamos bien con cinta y plástico el cristal y las partes a recortar.
Cuando estuvo seco, le pasamos una primera capa de imprimación todo terreno al disolvente. Teníamos que buscar un producto que tuviera buena adherencia y a la vez resistiera bien las subidas de temperaturas.
Al día siguiente, aplicamos la primera mano de pintura anticalórica (para los radiadores), y a los 2 días la segunda mano. Dudábamos respecto al color del cajón inferior y al final elegimos un gris grafito. La verdad es que el resultado nos gusta mucho.
Ha sido una tarea bastante sencilla, tan solo había que prever el tiempo necesario ya que son 3 manos de pintura. El acabado se ve bonito y resistente. Hubiésemos preferido trabajar con esmaltes al agua (huelen menos y son más ecológicos) pero este esmalte al disolvente es mucho más resistente.
Ahora....¡esperar el invierno para lucir chimenea!