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Mudarse a una nueva casa casi siempre representa un gran cambio positivo en lo personal, a pesar del engorro del traslado y de que los gastos se multiplican.
Llega el momento en que necesitas imprimir tu sello personal para decorar unos espacios en los que pasarás muchas horas. Así que, con un presupuesto ajustado, imaginación y mucha voluntad, me puse manos a la obra.
El objetivo era transformar un salón más bien oscuro y clasicón en un lugar con mucha más luz, amueblado con elementos que hiciesen referencia a ciertas épocas pasadas, pero sobre todo que fuesen sencillos, funcionales y muy baratos, sin pretensiones.
Reconozco que esto último no ha sido nada difícil, debido a mi afición por recorrer mercadillos y tiendas de segunda mano en busca de pequeños tesoros esperando ser rescatados para prolongar su vida útil.
La idea de reutilizar muebles viejos puede ser una opción muy divertida, es más económica y más sostenible desde el punto de vista medioambiental. Nos permite cambiar con frecuencia la decoración del hogar sin que nuestro bolsillo se resienta.
Elementos que componen el rincón del salón:
El primer paso fue pintar las paredes y el techo de blanco .
Decidí reutilizar la mesa, lijando el tablero para quitar las marcas y rayazos que tenía por el uso. Después, le apliqué tinte color cerezo y cera de patinar. También pinté el resto de la mesa con pintura a la tiza de color gris invernal. Para finalizar, le di cera de acabado para muebles.
Las sillas de madera fueron pintadas a la tiza de color mostaza, verde oliva y blanco antiguo.
Por último, pulí la lámpara con lana de acero para darle brillo antes de colgarla. Por supuesto le puse bombillas Led.
El resultado es el siguiente:
Mateiales utilizados: