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Nuestro pequeño necesitaba un baúl para guardar sus cosas, y queríamos personalizarle uno.
Compramos el baúl en Leroy Merlin, en la sección de ferreteria. Para empezar la transformación, le dimos una mano de lija para que quedara lo más fino posible.
Con pintura chalky paint, pintamos todo el baúl creando contrastes de colores.
Queríamos personalizarlo al máximo por lo que decidimos empapelar unas letras con el papel pintado que nos sobró de su dormitorio.
Con cola blanca las pegamos en el baúl.
Le dimos un barniz mate para conservar la pintura.
Nuestro pequeño David enseguida llenó el baúl con sus juguetes.