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La construcción de una pequeña caseta de aperos de piedra de tan solo 6 metros cuadrados, inspirada en las tradicionales cabañas pasiegas del norte de España, fue no solo un ejercicio de arquitectura sino también un viaje a través del tiempo y la tradición. Mantener la integridad estética de estas estructuras históricas era primordial. Las paredes exteriores se construyeron meticulosamente con olpiedra, un tipo de piedra evocadora del encanto rústico de la región. Para asegurar una estabilidad duradera, las paredes internas fueron reforzadas con hormigón, cuidadosamente ocultas detrás de la fachada de piedra exterior para preservar el aspecto tradicional.
El uso de lastras de piedra india añadió un toque exótico, yuxtaponiendo el patrimonio constructivo local con un atisbo de lo internacional. Se crearon dos mini ventanas con cubos translúcidos de forma ingeniosa, proporcionando una luz suave y filtrada al interior y un guiño a las prácticas modernas de reciclaje.
Cada paso del proceso, desde la colocación de los cimientos hasta la última lastra de piedra, fue un capítulo en un relato de resiliencia y respeto por el patrimonio cultural. La estructura final no solo se erige como un espacio de almacenamiento sino también como un testimonio de la fusión de la practicidad y la conservación, invitando a la admiración y la curiosidad de los espectadores en la comunidad de Leroy Merlin, quienes podrían preguntarse sobre las narrativas incrustadas en sus piedras. La caseta de aperos es una pequeña fortaleza, que protege las herramientas así como la sabiduría ancestral de las técnicas de construcción pasiegas.