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Me mudé a mi actual casa hace unos meses. Antes de entrar hice algunas obras con profesionales, ya que el estilo de los anteriores dueños no era el que más me gustaba. Cambié el suelo de toda la casa con suelo laminado (excepto baños y cocina) y la pinté de otro color. Además, quité el friso de madera que había en el pasillo y escalera y la barandilla burdeos se pintó de color blanco.
Es una casa de dos plantas con una escalera, la cual era de granito gris. En este caso, al pedir presupuesto para forrarla con el mismo suelo laminado que el resto de la casa, éste se disparaba bastante, por lo que en ese momento decidí dejarla tal cual y posponer la reforma para más adelante. Lo único que pedí en ese momento a los instaladores de la tarima fue quitar el rodapié (y así tener ese trabajo ya hecho para más adelante), porque tenía claro que no quería granito.
Escalera antes, con friso y barandilla roja.
Escalera antes.
Tras pintar pared y barandilla.
Hubo en día en que empecé a pensar en que quizás no era necesario pedir más presupuestos y que yo misma podría forrar la escalera. Finalmente, tras muchos vídeos y documentación, me decidí por cubrirla con suelo vinílico adhesivo y pintura.
A la hora de elegir el suelo vinílico, estuve buscando uno que fuera lo más parecido al suelo laminado que tenía para que no hubiera demasiado contraste. Me llevé una muestra a la tienda y encontré uno prácticamente igual.
Paso a paso:
1. Pintar la contrahuella con pintura y un rodillo pequeño. Bastaron dos manos para cubrir la superficie perfectamente.
Tras la segunda capa de pintura.
2. Pegar el suelo vinílico. Aquí la complicación está en los numerosos cortes que hay que hacer, sobre todo para los escalones en esquina. Tuve bastante cuidado para aprovechar todo el material posible y que no hubiera demasiado sobrante. En este caso me fue muy útil usar plantillas: con trozos de papel continuo encima del escalón, dibujaba todo el contorno y sobre éste distribuía las lamas para marcar dónde y cómo había que hacer los cortes. Aquí me basté con un cúter y una regla para hacer los cortes.
3.Instalar el rodapié. Aquí me dí cuenta de que quizás fue un error quitar el rodapié original, ya que seguramente cubriéndolo con la pintura que usé para la contrahuella hubiera quedado bien. El mal ya estaba hecho así que, en este caso, con valor, paciencia, una ingletadora que me prestaron y un poco de ayuda, conseguí instalar el rodapié.
Rodapiés pegados con sellador.
Sellados con silicona blanca.
4. Pegar los junquillos. Como los cortes de las lamas vinílicas no quedan perfectos (sobre todo en los escalones de esquina), pegué unos junquillos de pvc adhesivos para ocultarlos. Cogí uno con un ancho que asegurara que se tapaban todos los cortes.
5. Pegar los perfiles. En este caso no encontré perfiles de pvc adhesivos, así que usé unos normales y los pegué con cinta adhesiva de doble cara.
6. Rematar con silicona blanca. Rodapiés, perfiles, juntas, para ocultar lo más posible todos los cortes e imperfecciones.
7. Limpiar todos los restos de silicona y adhesivo con alcohol y un rascador.
La verdad es que ha sido un trabajo duro y, sobre todo, muy minucioso. ¡Pero ha valido la pena! El cambio es considerable, ahora la entrada tiene mucha más luz y parece mucho más amplia.
Para 16 escalones: Pintura especial para suelos: 1,5 litros, suelo vinílico adhesivo: 3 cajas de 16 lamas cada una (me sobró la mitad de una caja), perfiles de pvc: 9 unidades de 2m cada uno, cinta adhesiva de doble cara: 4 paquetes de 5m cada uno (me sobró la mitad de uno), Junquillos de pvc adhesivos: 8 unidades de 2,6m cada una, Rodapié para suelo laminado: 12 metros aproximadamente, Silicona blanca: 1 bote, Cutter, Tijeras, Regla, Metro, Rodillo pequeño, Pincel, Cubeta, Alcohol de limpieza, Paño, Rascador e Ingletadora.