
Se nos ocurrio en vez de estar cambiando totalmente de armario, atrevernos y reformarlo nosotros mismos. Para ello quitamos las puertas y lijamos todo muy bien para quitarle el color y la madera antigua que tenía. Después imprimamos todo bien para que nos agarrase la pintura. Y después de mucho trabajar el resultado ha sido una maravilla. Os animo a todos a probar y restaurar los armarios viejos que tenemos en casa.