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Este ha sido un proyecto muy especial para mí, ya que la mecedora pertenecía
a mis abuelos, pero estaba en muy mal estado. Así que cogí a mi madre, siempre
presente en todos mis proyectos, ya que sin su mano no podría llevarlos a cabo
y nos pusimos manos a la obra.
Primero mi padre, que también participó en el proyecto, arregló la mecedora
que estaba con unos tacos puestos, ya que a mi abuelo le costaba levantarse en
sus últimos años, lijó toda la madera y arregló con unas púas ciertas partes
que estaban un poco sueltas.
El siguiente paso fue limpiarla bien, así que tomé un paño húmedo y fui
eliminando el polvo y la suciedad acumulada. Luego la lijamos bien y le dimos
una capa de cera y en algunos sitios una masilla para las partes que estaban
golpeadas. Por último, la pintamos de blanco.
El asiento era lo que peor estaba, con un saco de arpillera en la parte de
atrás. Para lo que lo forramos con unas citas para darle sujeción al respaldo y
poder poner la tela. Nos fuimos a Leroy Merlín y elegimos unas telas con tonos
azulones que tanto me gustan. Esta tela no la he podido encontrar en la web, asi que os dejo inidicada una similar que me ha parecido muy bonita.
Esta parte fue complica pero después de la ayuda de mis padres, fuimos
tensando toda la tela y con la grapadora se fue quedando fijada. El proyecto
iba tomando forma.
Por último, le pusimos unos embellecedores para que no se notase el corte de
la tela y llegó el momento de sentarse con un libro y disfrutar. Habíamos
logrado restaurar un pedazo de historia con mis abuelos presentes en la que fue
su casa y, al mismo tiempo, crear un nuevo espacio lleno de calidez.