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Restauración de la cancilla exterior de madera
Aprovechando los últimos dias buenos del verano, decidí restaurar la puerta de la cancilla de madera, que necesitaba un lavado de cara, ya que estaba muy deteriorada con el paso de los años.
Lo primero que hice fue comprar todos lo materiales que necesitaba:
- Decapante
- Masilla para madera
- Espátula
- Lijadora eléctrica
- Taladro
- Cepillo de púas para metal
- Lijas para la lijadora eléctrica
- Mascarilla
- Guantes
- Pinceles
- Pintura exterior para madera
- Pintura exterior para metal
- Cepillo
- Caballetes
1. El primer paso es limpiar la superficie de la puerta antes de hacer nada. Cogemos los guantes, la mascarilla y el pincel y procedemos a echar el decapante por toda la superficie de la puerta. Dejamos actuar entre 5 y 30 minutos, dependiendo de las capas de pintura que tenga la puerta.
Yo tuve que esperar un poco más de media hora para que la pintura se pudiese quitar bien, y en algunas zonas tuve que volver a echar un poco de decapante, ya que tenía muchas capas de pintura.
2. Una vez que haya hecho efecto el decapante, procedemos con la espátula a quitar la capa de pintura para, posteriormente, pasar la lijadora eléctrica y así dejar un acabado perfecto.
Este proceso es el que más tiempo nos puede llevar, ya que hay que hacerlo por ambas caras y son puertas grandes.
Para hacerlo por las partes metálicas, usaremos el taladro con el cepillo de púas.
Después de todos estos pasos, nos quedará una puerta con color madera natural, tal y como se ve en la siguiente fotografía. En una de las imágenes podéis ver cómo era antes y cómo ha quedado después de haberla lijado.
El resultado es una puerta que parece totalmente nueva. Cada cierto tiempo es recomendable hacerle este tratamiento completo a las puertas, así nos aguantaran durante muchos años más.
3. Despu´és, procederemos a limpiar con el cepillo toda la superficie de la puerta para quitar todas las virutas de madera y polvo que se hayan podido quedar. Antes de proceder a pintar, usaremos la masilla para madera para rellenar los huecos que se hayan podido formar con el paso del tiempo.
4. Una vez que la masilla se seque, lijamos para que quede uniforme.
5. Por último, pintamos la puerta con pintura de exterior. Yo le dí dos capas de pintura por dos razones: primera, por proteger más la puerta; y segunda, porque quería que el color fuese un poco más oscuro.
Como podéis ver, ¡queda como si fuese una puerta totalmente nueva! Ya veis que no es nada complicado, pero sí hay que dedicarle muchas horas. Espero que os guste y que vosotros también os animéis con estas cosas.
