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Recientemente decidí restaurar una ventana antigua de madera de la casa de mis abuelos.
Quería mantener la esencia de la casa, pero estaba en muy mal estado.
Con cuidado, la desmonté del marco y quité todos los herrajes, tomando fotos para recordar
cómo estaba ensamblada.
Luego, comencé a limpiarla a fondo con agua y jabón, usando un cepillo suave para quitar la
suciedad acumulada en los rincones.
El siguiente paso fue quitar la pintura vieja. Utilicé una lijadora primero y después de esto, lijé
la superficie con papel de lija de grano fino, hasta que quedó suave al tacto.
Al inspeccionar más de cerca, me di cuenta de que había algunas grietas y un par de agujeros.
Así que rellené esas imperfecciones con masilla para madera, lo que ayudó a estabilizar la
estructura.
Una vez que todo estaba seco y liso, decidí aplicar un barniz transparente para proteger la
madera y luego las pinté de blanco. Por último, pinté los herrajes de negro y los volví a colocar
en la ventana.
Finalmente, volví a ensamblar la ventana en su marco, asegurándome de que todo funcionara
correctamente.