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Me han encargado recientemente unos buenos amigos que les pinte unos cabeceros de cama. Los han adquirido en madera bruta, tal y como salen de la carpintería. Y querría enseñarte cómo los he tratado.
Echa un vistazo en general de los materiales y herramientas que me hicieron falta:
¿Quieres saber cómo lo hice paso a paso? Pues manos a la obra y te cuento todo.
En principio, el estado original de los cabeceros era el que te muestro en la siguiente imagen:
1- Apliqué la imprimación a toda la superficie de la madera. Con ella, te aseguras un buen agarre de las capas superiores de pintura y una resistencia mayor a los golpes y arañazos. Si no la hubiera imprimado, en un principio la pintura sí se habría agarrado a la madera, pero se me habría descascarillado a la larga. Aunque podía usar rodillo, en este caso opté por la brocha para dar una capa más consistente y solo una mano. Esperé unas seis horas de secado y ya me quedó listo para el siguiente paso.
2- Después, lijé toda la superficie. Realicé un lijado superficial. Cuando le di la imprimación, se quedó áspera al tacto, pero eso es normal. Con una lijadora y lija de grano muy fino le fui dando pasadas suaves sin hacer casi presión. Solo quería quitar una pequeña capa superficial para que al tacto se notara suave sin impurezas.
Hubo una parte a la que no fui capaz de llegar con la lijadora eléctrica. Aquí es donde le llegó el turno a la lija manual. La mejor opción que vi fue un taco de lija, pero de esponja flexible. Como puedes ver en la siguiente foto, este se adapta a la perfección a las formas y rincones más escondidos.
3- Luego, rellené las juntas y grietas que había en la madera. No lo hice al principio porque sabía que era más fácil ver cualquier fallo tras aplicar la imprimación. Al ser blanca, salían a la luz las grietas por ser más ocuras.
Usé una masilla muy ligera que era como una espuma suave. Me decidí por ella porque, al contener muy poca agua, cuando se seca, no tiene ninguna clase de merma. Después, solamente le pasé la lija suave para igualar la textura con la madera de alrededor.
4- Por último, llegó la hora de lacar. En este paso es imprescindible usar un rodillo de alta calidad, ya que de ello depende el acabado final. Utilicé un rodillo de espuma microporo y extendí al principio la laca por toda la superficie. Una vez estuvo todo completamente pintado, con el mismo rodillo bien escurrido, hice pasadas largas y completas sin apenas apretar. De esta manera, al pasarlo por encima, eliminé las marcas de la superficie por completo.
Tras una primera mano, dejé secar la pintura un día completo y repetí la misma operación de pintado con un recambio nuevo de rodillo. Antes de la segunda mano, pasé la lija muy suavemente para afinar el tacto.
Si te decides a lacar tus propios muebles o puertas, como consejo final te diré que usé un recambio nuevo para que quedara un acabado extrafino. Otro pequeño detalle que quiero contarte es que, aunque la pintura esté seca al tacto, aproximadamente los primeros 20 días debes tener mucho cuidado de no arañar ni golpear la superficie. Una laca adquiere su máxima dureza pasado este tiempo.
Espero que te guste el resultado. ¡Mira qué bonitos han quedado!
Te recomiendo también que le eches un vistazo al interesante proyecto que nos muestra @MARISA1973, en el que nos habla de sus puertas lacadas en blanco. Por otra parte, @Gutierrez nos enseña cómo lacar un armario de una manera excelente. Otra cosa diferente que nos propone @CARLOSGARCIA es un costurero lacado en blanco que ha hecho para regalar a su hermana y que me ha parecido fantástico.
Si te animas a hacer alguna cosa en tu casa, estaremos encantados de verlo en nuestra sección de Proyectos. Y si tienes alguna consulta, la puedes plantear en nuestra sección de Foros.
Quiero agradecerte, una vez más, tu lectura. Espero que haya sido de tu agrado y que hayas aprendido muchas cosas nuevas con nosotros. ¡Hasta pronto!