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Todos sabemos que con un poco de imaginación y trabajo, un objeto viejo puede volver a ser útil de nuevo. Es el caso de esta lámpara de araña que compré en un rastro. Oxidada y con el cableado obsoleto, estaba colgada en un rincón del local, a la espera de lucir nuevamente en alguna casa. Desde luego que el aspecto no era nada atractivo, pero enseguida vi que arreglándola y con un toque de pintura, quedaría perfecta en mi salón. Y así fue.
A continuación, te cuento paso a paso todo el proceso, desde el cambio de la instalación eléctrica hasta la pintura. Verás que es muy sencillo y te podrá servir para otras lámparas.
Material y herramientas
Para desmontar y cambiar la instalación eléctrica necesitarás:
Y para** limpiar y pintar la lámpara**, esto es lo que necesitarás:
En cada pieza que queremos recuperar o restaurar, es importante reconocer previamente los problemas que presenta. Eso ayuda a buscar los tratamientos más adecuados para conservarlo o a darle un aire nuevo.
Al ser una lámpara de los años 60, presentaba varios síntomas por el uso y paso de los años. El metal se apreciaba generalmente oxidado, alguna pequeña deformación y un sistema eléctrico totalmente desfasado. Nada que no pueda solucionarse.
Paso a paso
1. Desmontaje y limpieza. Como mi intención era restaurar la lámpara para usarla de nuevo, no dudé en retirar toda esa instalación eléctrica caduca para más tarde realizar una instalación nueva y segura.
Para eliminar todo el cableado antiguo empecé por desmontar la lámpara. Este tipo de lámparas se desmontan por completo, ya que todas las uniones entre piezas se realizan mediante rosca. Para que el trabajo resultara más fácil, utilicé un alicate para cortar los cables viejos.
Con la lámpara desmontada, empecé con la limpieza. Con un trozo de lana de acero nº 000 y alcohol de quemar, fui eliminando el óxido y la suciedad pieza por pieza. Esta lana de acero es tan fina que pule la superficie del metal sin rayarlo.
Desde luego, el cambio que dio la lámpara tan solo con la limpieza fue muy grande. Las piezas que estaban negras pasaron a ser doradas y brillantes. Y el óxido, casi desapareció en la mayoría de la superficie.
2. Instalación eléctrica nueva. Colocar una instalación eléctrica nueva a este tipo de lámparas es una tarea sencilla, ya que tan solo se necesitan dos cables. Primero, empecé por introducir los dos cables en cada uno de los brazos de la lámpara, siempre dejando los cabos algo más largos. Esta tarea requiere bastante paciencia, ya que a veces cuesta un poco que los cables salgan por el otro extremo de los brazos.
A continuación, coloqué los cables del fuste de la lámpara. Al cortar los cables para esta pieza, hay que tener en cuenta que tiene que sobrar mucho por la parte superior, que es la que irá luego entrelazada con la cadena que sujeta la lámpara al techo.
Con los cables ya insertados, empecé a montar la lámpara, empezando por el fuste. Como son tantas piezas, es recomendable realizar esta tarea con una foto de la lámpara montada delante.
A continuación, monté los brazos de la lámpara, que se unen con unos simples tornillos. Para que la tarea de realizar las conexiones fuera más limpia y sencilla, utilicé un alicate pelacables para eliminar el plástico que recubre los hilos de cobre.
Después, uní cada cable azul de los cinco brazos y los ajusté dentro de uno de los polos de la clema. Tras esto, junté los cinco extremos del cable negro y también los fijé al otro polo de la clema. Y para terminar, conecté el cableado del interior del fuste de la lámpara a la clema.
Para finalizar con las conexiones eléctricas, solo quedaban los casquillos de bombilla. Para ello, inserté los extremos de los cables en cada uno de los ajustes del casquillo y los fijé con la ayuda de un destornillador.
Con las conexiones terminadas, fijé cada casquillo al extremo de los brazos de la lámpara. Estos casquillos traen un soporte metálico que se adapta a la rosca del extremo de los brazos de la lámpara.
3. Pintura. Para dar color a la lámpara, elegí una pintura a la tiza o chalk paint de color azul intenso. Este tipo de pintura tiene buen agarre sobre metal y es perfecta para realizar efectos desgastados y dar un aire vintage a cualquier mueble u objeto decorativo.
La pintura la apliqué con una brocha fina y sin cargarla demasiado. Una vez seca, di una segunda del mismo modo. Es importante no cargar demasiado la brocha, ya que con mucha pintura pueden quedar goterones.
Una vez seca, inicié el proceso de desgastado. Con la ayuda de un trozo de lana de acero, fui desgastando las partes más salientes. Normalmente esta tarea, en el caso de un mueble, se realiza con una lija fina. Pero en el caso de los metales, es importante usar lana de acero nº 000 para no rayar la superficie.
Esta tarea produce mucho polvo, por lo que es muy importante retirarlo del todo una vez terminada.
Para terminar, apliqué una mano de cera incolora a toda la superficie, ya que se trata de una pintura porosa que necesita ser terminada con cera o barniz. La aplicación la realicé con una pequeña gasa, extendiendo bien el producto y sin dejar restos en los recovecos.
4. Últimos detalles. Coloqué a cada casquillo su correspondiente funda que simula una vela. Para que quedase algo más real, apliqué varias gotas de cera de una vela y luego las pinté para dar mayor realismo.
Como puedes ver, dar vida a una vieja lámpara es algo muy sencillo. Con paciencia y tiempo, se puede reutilizar cualquier lámpara desfasada o vieja que tengamos en el trastero o encontremos en un rastro. A mí me gustan mucho estas lámparas de los años 50-60 restauradas con un toque de color. Creo que aportan originalidad y personalidad a una estancia.
Si quieres ver más trabajos sobre recuperación de lámparas, te recomiendo que veas la restauración de la lámpara de araña de @NievesPerez, la recuperación de una lámpara de @Mer-Alon o la lámpara con sticks de bambú de @AlquimiaDeco. En el apartado Proyectos podrás ver más trabajos de otros usuarios que te podrán inspirar. Pero si te animas, te invito a que publiques tú también tus trabajos. A todos nos encantará verlos.