
Después de tanto tiempo, ¡por fin puedo deciros que terminé de pintar todas las puertas del pasillo!
Valía la pena no empezar un nuevo proyecto, sino ir acabando cosas que estaban a medias 😉. Porque es lo que veo nada más al entrar en mi casa.
Tengo un recibidor acogedor con mi banco preferido para sentarse, el perchero para colgar las chaquetas. Hace casi dos años que había pintado los marcos de las puertas y que hemos colocado molduras en la pared, pero no encontré la ocasión (o las ganas 😛) de terminar las puertas. Porque no es solo dar (en las molduras primero con brocha y luego el resto con rodillo de espuma) dos capas de imprimación (de la marca Beisser todo terreno) y dos capas de pintura (acrílica, de la marca Color Resistant), a cada puerta, sino retocar los golpes, rayas (con masilla), pegar marcos despegados (con no más clavos) y cambiar manivelas o retocar cerraduras viejas (con spray). Y eso se lleva mucho tiempo. 😉 Y por fin decoré las paredes con algunas fotos y un reloj también. El cambio es enorme y aunque no se vea perfectamente en las fotos, el pasillo ha ganado mucha luz (al cerrar las puertas, sin luz natural las fotos han salido un poco oscuras y borrosas...) Lo único que me molesta es la falta de un zapatero, pero ya estoy buscando una solución para ello 😉.
Antes y después: molduras, blanco, beige y muchos cuadros.

La puerta del dormitorio: su marco estaba despegado cuando compré la casa, pero todo se arreglao con un poco de empaste, pegamento y pintura 😉.

La cerradura del dormitorio. No la utilizo, pero quitarla y taparla hubiera sido casi imposible. Aunque no se ve en la foto, estaba muy rallada y muy fea. Decidí pintarla con spray de color oro, barnizarla y cha chan, nueva.

Las puertas francesas desde el salón: me ha costado pintarlas por el cristal. Por desgracia la pintura se había penetrado abajo de la cinta de carrocero, tenía que raspar mucho, luego retocar, etcétera... Pero valía la pena.
Antes y ahora. Es la única foto que tengo del salón antes de la reforma. Se ve que la cocina también estaba sin reformar. Vaya cambio, ¡a que sí!
La puerta principal. Esta si la pinté hace dos años con los marcos.
La puerta del baño. Antes de reformarlo. Hoy está totalmente diferente.
Como siempre lo digo, ¡con un poco de pintura se puede hacer milagros! No te gustan tus puertas, pintalas tú mism@, no es tan difícil 😉.
Materiales:
P. D. A todas las puertas les di dos manos de imprimación y dos de pintura acrílica. Si queréis conseguir un resultado perfecto, entre mano y mano siempre hay que lijar con una lija muy fina, simplemente "acariciar" un poco la superficie, así podéis evitar que quede burbuja o pelusilla o cualquier grumo en la superficie. Luego hay que quitar el polvo antes de la siguiente capa de pintura.