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Ramalámpara
Me acabo de mudar. Vivo de alquiler en el que podría ser el piso más soso, más blanco y menos personal de la provincia. Aquí había que meter mano sí o sí. Me puse a pensar para hacer de mi habitación MI HABITACIÓN.
Parto de varias premisas o limitaciones inherentes a mi persona: La primera es que soy torpe, muy torpe, torpe con muchas "r" -torrrrrrpe- por lo cual, fuere lo que fuere que llevara a cabo tenía que tener un componente alto de facilidad de fabricación. La segunda limitación: quita y pon. Dudo que a mi casero le gustase ver cientos de taladros hechos en el techo y las paredes del cuarto (torrrrrrrpe) para poner un artilugio de diseño. Cuanto más pudiera utilizar lo que ya hubiera: mejor por mí, por él y por la propia integridad del edificio.
LA IDEA:
Un día tras un fuerte temporal me fui de ruta por el monte y ahí me encontré la propuesta a mi primer proyecto. Una rama se había caído de un árbol y tenía la forma justa, el tamaño adecuado y la belleza que buscaba. Qué sencillo, qué natural, qué de aquí. Con permiso de la madre Naturaleza me la llevé. Haría una LÁMPARA.
Según la llevaba hacia el coche tenía un ojo puesto en su forma y otro en el terreno, por el tema de no partirme la crisma, y por el camino se me fueron ocurriendo ideas. El cuerpo me pedía varias bombillas pequeñas, distribuidas anárquicamente (como la propia Naturaleza actúa) y una cuerda para sujetarla al techo.
Me acerqué a Leroy Merlin Málaga y me hice con el botín.
- cuerda
- cable eléctrico envuelto en cordón marrón
- bombillas de baja potencia y bajo consumo
- casquillos
Dado que me conozco compré de sobra. Sobre la marcha vería cuál sería la distribución y cuál la cantidad de bombillas. El resto quedarán a la espera de otra fricada que se me ocurra (ejem, proyecto de decoración)
¡MANOS A LA OBRA!
PRIMER PASO: Presentación de la idea: Durante un rato estuve distribuyendo los materiales hasta sentir que había dado en el clavo.
SEGUNDO: Una vez planteado toca hacer las conexiones eléctricas. Medí cada tramo de cuerda y lo corté según la posición que tendría cada bombilla.
TERCERO: Dadas mis bastas (1. adj. Grosero, tosco, sin pulimento) habilidades psicomotrices probé a hacer la conexión más sencilla que se me ocurrió: un simple nudo. Para mi sorpresa ¡quedaba genial! Sin duda de todas las posibilidades el nudo es la opción más adecuada, la más natural, la más auténtica.
CUARTO Tras repetir el proceso varias veces y probar diferentes posiciones, lo último fueron las conexiones a la toma eléctrica de la casa y colgarla del mismo gancho que la original.
Pretendía poner la cuerda pero al final no hizo falta. Hubiera sido sobrecargarla.
Sobre la marcha estuve re-distribuyendo las bombillas ya que me encontré con un problema: El centro de gravedad. Según había distribuido originalmente los puntos de luz la ramalámpara se inclinaba mucho y, aparte de la estética, la horizontalidad es un factor a tener en cuenta cuando mides casi 195 cm. Ya me veía mis rizos enganchados a las ramitas. ¡a ver cómo explico yo en el trabajo que llego tarde porque me he enganchado a las ramas de mi lámpara!!
ET VOILÁ
Llega el momento bajar la persiana, encender el interrutpor y sonreir.
Las fotos no hacen justicia a la sensación de luminosidad, de grandeza y de sorpresa que da entrar en mi habitación ahora. El momento de encender la luz y ver las sombras de las ramitas proyectadas en la pared no tiene precio.
¡¡Espero que os guste!!
